Utilizando la tecnología electroósmosis, aplicamos un pequeño voltaje entre dos electrodos. En la pared que ha de ser reparada, colocamos varios ánodos chapados en platino que quedan conectados a un conductor conectado a tierra a través de una pequeña fuente de alimentación. El proceso fuerza que el agua de las paredes se extraiga hacia el cátodo (el conductor de tierra) y evita que más agua suba a través de las paredes. 

A medida que el agua se retira de la estructura, se lleva consigo la mayoría de las sales depositadas en su interior, sales que vemos en las paredes, inclusive sobre el suelo como "sudores" de humedad activa. Las sales o "salitre" depositados dentro de las paredes son las que causan el mayor problema.

Los cristales de sal se encogen en tamaño durante el día, ya que se secan por la calefacción doméstica o por el sol. Por la noche, a medida que la temperatura baja, la humedad generalmente aumenta y las sales absorben el agua desde dentro de las paredes y del aire, haciendo que se expandan. 

Este proceso es la razón por la que las casas húmedas a menudo tienen pintura suelta y, en casos más extremos, el yeso, el cemento o incluso los azulejos o el revestimiento de piedra se caen y los pisos se levantan debido a los efectos destructivos de las sales depositadas.